Ayer, 16 de octubre, se celebró el Día Mundial de la Alimentación, con el objetivo a largo plazo, para el 2030, de conseguir el #HambreCero. Los compañeros de #Almendralejoaldía se acercaron a nuestro centro y estuvimos charlando de alimentación. Esperamos que os guste.
Desde su experiencia, ¿es necesario un cambio en el hábito del consumo de alimentos?
Hoy en día vivimos muy rápido, siempre tenemos prisa y no invertimos tiempo en pensar en lo que vamos a llevarnos a la boca día tras día. No pensamos en nutrirnos, sólo en saciar el hambre con productos de fácil obtención que nos proporcionan las grandes superficies.
¿Qué consumimos que deberíamos desterrar de nuestra dieta?
Consumimos muchos productos procesados, que llevan gran cantidad de azúcares y grasas poco saludables. También nos encantan las harinas refinadas y los refrescos.
Y al revés, ¿qué producto sería un imprescindible que no sea habitual en esta zona?
Son fundamentales los productos naturales: cereales en grano, legumbres, fruta, verdura, pescado, huevos y algunas carnes, según la persona. Lo ideal es tomar productos de tu zona, que es para lo que nuestro cuerpo está más preparado. Producto local y de temporada.
¿Debemos prestar más atención al etiquetado?
En efecto, es fundamental mirar las etiquetas para ser conscientes de todos los “añadidos” que puede llevar un embutido o una simple lata de tomate.
¿Qué grupos de alimentos debemos tomar y cómo se deben combinar para llevar una alimentación correcta?
Las pautas nutricionales hay que adaptarlas individualmente, pero de forma general un buen hábito sería combinar siempre una porción de verduras, otra de proteínas y otra de hidratos de carbono de asimilación lenta. Es fundamental comer en familia, sin pantallas y con una alimentación consciente.
¿Han pasado muchos clientes por su consulta víctimas de dietas milagro?
Es frecuente haber hecho esfuerzos para perder determinados kilos, y luego, al volver a las antiguas rutinas recuperamos lo perdido. La clave es crear buenos hábitos tanto de alimentación como de actividad física. Mi objetivo es reeducar al paciente para conseguir mantener estas rutinas en el tiempo. Mis pacientes saben que mi prioridad es la salud a corto y largo plazo y para ello es fundamental pensar en el ejercicio y el alimento como una pequeña medicina.
¿La (buena) alimentación puede hacer que vivamos más?
Sin duda. Unas buenas pautas nutricionales nos ayudarán a mejorar la sensibilidad a la insulina, a mejorar nuestro perfil lipídico, a disminuir marcadores de inflamación y a retrasar el envejecimiento entre otros muchos efectos.
¿Es la mala alimentación la causante de enfermedades?
En efecto, una alimentación inadecuada contribuye a una mala expresión genética que en un principio sólo nos provocará distintos síntomas, pero que puede llegar a causar enfermedades. Aunque también influyen otros factores, como la contaminación, el estrés crónico… La buena noticia es que esa mala expresión genética es una situación reversible, podemos volver a estar asintomáticos y más sanos gracias al ejercicio físico y al cambio nutricional fundamentalmente.
En cuanto a los niños, ¿comen de forma correcta?
En las familias actuales, en las que ambos progenitores trabajan y se vive todo con más prisa que antes, es más complicado no caer en las tentaciones que los medios de comunicación y las grandes superficies nos ofrecen como alimentos rápidos y supuestamente saludables especialmente indicados para los niños. Pero la realidad es que la mayoría de ellos son productos con gran cantidad de azúcares añadidos y poca densidad nutricional.
¿Deben seguir el patrón de cinco raciones de fruta y verdura al día?
Es una campaña que ayuda a orientar a las familias y a hacer hincapié en la importancia del consumo de verduras y frutas diarias. Es fundamental crear ese hábito desde la infancia.
¿Qué recomendaría a unos padres que dijeran la frase “mi niño no come nada”?
No se puede generalizar, pero los padres tienen que ser conscientes de que son el espejo donde se miran sus hijos. Es fundamental que ellos tengan unos buenos hábitos alimenticios, eso repercutirá positivamente en sus hijos.
Parece que el mito de que el desayuno es la comida más importante se va desterrando… ¿es así?
Efectivamente el desayuno es una comida más, aunque la industria nos intenta vender alimentos especialmente diseñados para desayunar: cereales de desayuno, galletas de desayuno… Es uno de los cambios que más cuesta.
Con el cambio de horario, deberían cambiar también nuestros horarios de comida. ¿Cuáles serían los correctos para nuestro ritmo interno?
Nuestro cuerpo sigue unos ciclos, el ritmo circadiano, incluso nuestros órganos tienen sus propios ritmos, que muchas veces no respetamos. Como vivimos en una zona con muchas horas de sol es habitual que la gente cene y se acueste tarde provocando, en ocasiones, malas digestiones o mala calidad del sueño. Adelantar la hora de la cena es un hábito que beneficia a la mayoría de personas.
Igual que en verano se recomienda comer ligero, ¿en invierno la alimentación debe ser diferente?
La nueva estación no debe hacernos cambiar nuestros hábitos en exceso, simplemente los productos de temporada van a cambiar. En invierno es fundamental la prevención de infecciones asegurando una buena salud intestinal. Una alimentación adecuada hará que tengamos un sistema inmune mucho más competente.